INCAPACIDAD DE RENOVACION: La crisis del Estado-Nacion tradicional

Publicado en por elestadosocial

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La CRISIS DEL ESTADO.

 

Los países y sus estados, vienen desde hace años ya, pudiésemos ubicarnos en los principios de los 1.970, según lo señala López(2.009), con tres factores como lo fueron el bloqueo petrolero occidental, la internalización del Capital y no menos importante la caída del bloque socialista.

 

La crisis de los modelos de crecimiento y acumulación, traen consigo, un desequilibrio político y económico para muchos países, conllevando miseria, pobreza y hambre para muchos. El estado de bienestar flaqueo y la ruptura inminente de las condiciones que permitían el arbitraje  de los conflictos en el plano social sucumbe ante la crisis.

 

En este sentido, tales males proporcionaron la evidente crisis de las instituciones políticas y del desplome de los dirigentes políticos, causando a su vez una crisis de identidad, ya que los valores comunes se desvanecen y las naciones tienden a disgregarse al no encontrar asideros suficientemente creíbles y fuertes.

 

Por otra parte, la problemática ante estos tiempos se han globalizado y ya las estructura tales como la conocemos han perdido la posibilidad o modo de alcanzarlos. El Cambio Climático, la destrucción de la capa de Ozono, la contaminación, la propagación del terrorismo, el SIDA y las plagas mundiales, la corrupción de los gobernantes ante Estados sin valores y visión integral, donde la soberanía se ha hecho hueca, entre otras causas muestran la crisis del Estado tal como lo conocemos.

 

Haciendo énfasis en el temas del Estado-nación y globalización. La descolonización y la creación de entidades supranacionales caracterizó la segunda mitad del siglo XX, y significó un cuestionamiento de la utilidad de la escala nacional o imperial-colonial que había caracterizado al siglo XIX y la primera mitad del XX.

 

Tal cuestionamiento se ejemplificó especialmente el Mercado Común Europeo (luego redenominado Unión Europea) tomado como modelo de integración por otras organizaciones internacionales de ámbito económico (Pacto Andino, ASEAN, MERCOSUR, NAFTA); y en menor medida por las instituciones militares (OTAN y Pacto de Varsovia) durante la guerra fría, o por la cúspide de las relaciones internacionales que es la ONU y sus agencias.

 

Un cambio de tendencia supuso la caída del muro de Berlín y la desaparición del bloque comunista y de la Unión Soviética (1989-1991), que representó la transición al capitalismo de los países de su entorno, así como la que por su propia cuenta venía realizando China, que los había precedido (políticas denominadas un país, dos sistemas y cuatro modernizaciones).

 

Se habló de una renacionalización de las relaciones internacionales, en un contexto mucho más violento de las relaciones internacionales, lejos del pronosticado Fin de la Historia (Francis Fukuyama) y más cercano al llamado choque de civilizaciones (Samuel Huntington), evidenciado por el islamismo radical. Aparecieron varios estados nuevos en Europa, el Cáucaso y Asia Central por descomposición de la Unión Soviética, Yugoslavia y Checoslovaquia; en África por la independencia de Eritrea frente a Etiopía; y en la zona insular entre el Índico y el Pacífico por la de Timor Oriental (ex-colonia portuguesa previamente anexionada por Indonesia).

 

La globalización, además de acentuar la fragilidad del Estado Nación, permitir nuevas redes sociales en red ajenas a los poderes estatales (lo que se ha denominado el quinto poder), da mayor poder a las instituciones económicas (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial) y a los agentes económicos (especialmente a las grandes multinacionales) que a las instituciones políticas tradicionales, incluidos los estados, sobre todo con la tendencia de éstos a un menor tamaño (por los procesos de independencia) y poder (por los procesos de cesión de soberanía a las instituciones supranacionales y a las entidades regionales dentro de sus propias fronteras -lo que se ha denominado el sexto poder).

 

Está claro que la organización de los continentes seguirá teniendo como integrantes a los Estados-Nación, pero a medida que se avanza es mayor su debilidad y poca fortaleza en sus capacidades de respuestas internas. Con excepciones se pudiese afirmar que no hay un Estado con jerarquía propia en el poder internacional.

 

Sirviendo para apenas algunos fines interno tales estructuras,  colapsan en credibilidad, poder de acción e indiferencia social. Obligando a buscar ante estos escenarios un reencuentro con un Estado con pertinencia social. Capaz de superar tales dificultades mencionadas como otras que se evidencian en Latinoamérica, tales como corrupción, pérdida de valores sociales, impunidad, violencia de estado, intentos de dictadura, entre muchas otras. 

 

El renacimiento de lo local, afirma López Meléndez, es una fase de alto interés en el proceso de aletargamiento y desplome del Estado-Nación. Las exigencias de nuevos poderes y facultades convierten a las regiones y municipios a transformarse en semiestados dentro del estado, mas allá, ciudades son polos de poder que demandan cada día más autonomía.

 

Esto nos indica como las instancias locales y sus conciudadanos están presentes hoy en día. A pesar de no tener claridad en lo que requieren y las asociaciones no logran engarzar el ímpetu de estas fuerzas sociales se evidencian cada vez con mayor peso logrando crear una matriz de opinión que señala y reclama su presencia activa a la conformación de un nuevo orden en la convivencia como nación.

 

Continentes como el Latinoamericano, donde todos los procesos de integración jamás pasan de una fase embrionaria, intentan levantarse en voz, buscando nuevas formas de desarrollo, de éxito, bonanza real, paz y una vida digna para los ciudadanos, sus familias y las sociedades. Claman dentro de los abstracto pero mensurable opciones que rompan con los modelos tradicionales y permitan convivir con el resto del continente y el mundo.

 

Pese a la resistencia de los Estado-Nación –sus gobernantes- impulsados más por sus intereses mezquinos, hoy en día se determinan y se actúa en términos globales. Dejan atrás los espacios propiamente dichos como base de acción. Se incorporan a través de una desterritorialización interviniendo en los procesos globales a consecuencia de estar integrados por ciudadanos que pertenecen a diversas nacionalidades y lugares distantes.

 

En base a la tecnología de la comunicación, el manejo indiscriminado de la información, los instrumentos de fácil acceso, entre otras. Vienen dándose pasos a los cambios de estos modelos de estados que no encuentran cabida dentro del panorama actual de la política internacional y la globalización. Sumando así el golpe certero a la necesidad de un cambio rotundo de nuestras formas de estado en latinoamericana.

 

 

Enlace informativo: joseernestoponsb.over-blog.es

 

Venezuela, 24 de Junio 2010

Elaborado por: José Ernesto Pons B.

 

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